Úrsula Letona
¿Calidad de aprendizaje o ideología de género?
No hemos encontrado el camino para mejorar la educación pública
¨La crisis del aprendizaje amplía la desigualdad: perjudica
gravemente a los jóvenes desfavorecidos, que son los que
más necesitan el impulso que una buena educación puede
proporcionar¨ Aprender – Banco Mundial
Hace un par de semanas se interpeló a la Ministra de Educación debido a la incorporación de la ideología de género en la currícula educativa. Hubo un acalorado debate en el Congreso y varios parlamentarios expresaron su desacuerdo con algunos aspectos de la currícula, mientras un grupo de ministros defendía la política educativa del Poder Ejecutivo.
Un debate sobre los aspectos de la igualdad de género es importante, pero no es el más importante. Y menos aún puede soslayar un grave problema, que afecta a nuestros niños y jóvenes, como es la calidad del aprendizaje que reciben. Un problema que, sin duda, merece una política seria, si consideramos los pobres resultados de nuestra educación en las últimas décadas. El debate central debe enfocarse en cómo llegar a la excelencia educativa.
Si mantenemos la situación educativa actual nos tomará no menos de cien años igualar la calidad de aprendizaje de los países con mejor desempeño, como Finlandia, Singapur, y Noruega, entre otros. Mantener la política actual causa un daño tremendo a los niños y jóvenes de menos recursos, como bien lo ha señalado el Banco Mundial.
La política educativa de este Gobierno y los anteriores se ha concentrado en el mejoramiento de la infraestructura y en otorgar mayor presupuesto. Entre los avances no debemos dejar de reconocer la realización del concurso de mérito para docentes; pero ello no ha generado mayor impacto en el aprendizaje, lo cual finalmente nos dice que no hemos encontrado el camino para superar el grave problema de la mala calidad de nuestra educación. Especialmente la pública, que en las pruebas PISA continúa en posiciones rezagadas.
Este debe ser el tema central del debate sobre la educación. Se requiere una política articulada, pero el Poder Ejecutivo parece no tener claro por dónde empezar. Desde hace tres gobiernos se viene incrementando significativamente el presupuesto del Ministerio de Educación; sin embargo, no se ha generado una mejora en el aprendizaje. Por ello debe darse un cambio de política, con un enfoque en el aprendizaje y en la calidad de la educación. En esto concordamos con el Banco Mundial: para actuar con eficacia es necesario primero averiguar en qué aspectos las escuelas fallan respecto a los estudiantes y de qué forma los sistemas fallan respecto a las escuelas.
Hay muchos aspectos a considerar. En el corto plazo debemos combatir la anemia, que aqueja a los niños menores de cinco años. Lo ha señalado certeramente el BID cuando dice que las limitaciones de aprendizaje de la primera infancia determinan el desarrollo futuro de las personas, incluida su etapa laboral. Esperemos que los resultados de lucha contra la anemia infantil genere resultados por el bien de los niños que la sufren y que superan el 40% a nivel nacional, con ratios superiores al 60% en las regiones que presentan mayores índices de pobreza.
Los problemas de calidad educativa hacen más daño a los niños con menores recursos, lo cual ocasiona que transgeneracionalmente se mantengan los problemas de desigualdad. Abordemos realmente el problema de la educación enfocándonos en superar los problemas de aprendizaje y la calidad de la educación. Lo demandan nuestros niños que son el futuro del Perú.
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