Manuel Gago

Caída y angurria del perulibrismo

Intenta imponer el socialismo a cualquier precio

Caída y angurria del perulibrismo
Manuel Gago
01 de marzo del 2022


Vladimir Cerrón no logra fácilmente su cometido. Le está costando desarrollar su plan: Perú al socialismo. Por la resistencia política –de voluntades individuales–, el proceso iría de caída. Abona al desplome la gestión vergonzosa de Pedro Castillo y el nombramiento de ministros impresentables. No consolida su ejército popular propio, conformado por cocaleros, ronderos y profesores del Fenatep. 

No obstante, la lucha contra Castillo dejó de ser ideológica y política para trasladarse a los espacios del Ministerio Público. No hay día sin actos de corrupción que comprometan al mandatario, a sus sobrinos, paisanos y colegas del magisterio,  y los asiduos de Palacio de Gobierno, que fungen de asesores. 

Vale insistir sobre la manera irregular como se manejan los contratos con los proveedores de la región Junín, las contrataciones para cargos públicos, los presupuestos transferidos y el aprovechamiento de los trabajadores en manifestaciones favorables a Cerrón, que dan la impresión de que Perú Libre tiene un apoyo masivo. Esa mecánica ha sido trasladada a Palacio. Los Tiranos del Centro no son otra cosa que la extensión de las prácticas de Los Dinámicos del Centro. 

Con Castillo en el centro, en la estructura criminal por esclarecer sobresale la angurria. Según relata Karelim López, candidata a colaboradora del Ministerio Público, ella “entraba a Palacio por el interés de realizar una supuesta actividad solidaria, de la cual obtendría S/ 900,000 y Bruno Pacheco (ex secretario general de Palacio de Gobierno, dueño de US$ 20,000 hallados en un baño de Palacio) recibiría una comisión de S/ 300,000”. De no creer. El “pueblo” invocado, de boca para afuera. 

En el actual escenario de fuerte oposición, caída de popularidad y descubrimiento de fechorías, ¿Cerrón pretende ocupar el lugar de Abimael Guzmán? “Preparados para la resistencia en los fueros y las calles. En la lucha no hay boleto de regreso. Se triunfa o se muere”, insta a sus partidarios. Y seguimos machacando hasta la antipatía: el comunismo no abandona la lucha militar; renueva cuadros, plantea estrategias y la meta es la misma: transformar el Estado por las buenas (elecciones truchas) o por las malas, a instancias de Cerrón, Bermejo y Bellido.

No entregarán fácilmente el Gobierno. Intentan ganar tiempo mientras en el Congreso de la República no logra la mayoría de 87 congresistas, necesarios para restablecer el curso democrático del país. En esta aventura, son aliados quienes se encuentren disponibles. El comunismo a cualquier precio. 

Una vez más, para el dolor del socialista honesto, la corrupción envuelve a sus dirigentes, autoridades y al movimiento. Un tío mío –ferviente dirigente del SUTEP, pero desengañado en sus últimos días–, contaba cómo las dirigencias del magisterio se enriquecían mientras él continuaba siendo un profesor pobre, líder de su base. 

Castillo sigue empecinado en favorecer a los medios provincianos. Con la publicidad estatal fortalecerá el círculo extremista, porque la plaza electoral limeña le es adversa. En el interior, la línea editorial de medios y periodistas es volátil. Es el plan para las próximas elecciones de alcaldes y gobernadores regionales. 

Con errores y mediocridades, el perulibrismo tiene siempre a la mano posibilidades para fortalecerse y destruir la actual república peruana. La patria socialista es su norte.

Manuel Gago
01 de marzo del 2022

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