Manuel Gago
Blanqueo de dinero en donaciones y conferencias
Cómo vivir a cuerpo de rey con donaciones y becas
El comunicado de la Universidad Stanford es claro: “Alejandro Toledo ha sido un investigador visitante. No es empleado y no es profesor. Es solamente investigador visitante. No recibe sueldo de la institución, pero sí un pago a través de una donación”. ¡Ajá! Aquí está (¿alguien duda?) la otra modalidad de lavado de activos al más alto nivel. ¿Quién dona a Stanford para que parte de su dinero termine en los bolsillos de Toledo? ¿Quién es esa persona jurídica o natural interesada en las sesudas investigaciones del ex presidente peruano?
El “pitufeo” es la versión contraria de esa modalidad. Así como dineros mal habidos promueven “juntas”, “cooperativas de ahorro” y prestamistas para pequeños negocios de peluquería, mecánica y taxi; así también importantes empresas, instituciones y supuestos magnates píos a nivel mundial blanquean dinero a través de donaciones y auspicios de toda clase en todo el planeta.
Quienes saben conocen que los socialistas españoles —copiando a sus pares europeos— fueron campeones comprando la conciencia de las personas. Con la publicación de un libro, conferencias, condecoraciones, entrevistas, publicaciones en diarios y revistas, becas y auspicios a actividades académicas y culturales han callado las bocas de los líderes de opinión o han direccionado las opiniones de estos para su beneficio.
La ex alcaldesa Susana Villarán es copia aumentada y corregida de lo que el socialismo mundial hace. “Auspiciar eventos culturales” ha sido una manera de ganarse a las “figuritas” del quehacer artístico. Y no todos los genuinos exponentes de la cultura se benefician de esos auspicios, sino la misma collera, la misma red open mind, vanguardista e “indignada” de siempre. Sabe cómo hacer para que la plata también le llegue fácil.
En 2008, la “burbuja inmobiliaria” norteamericana le explotó en la cara a las personas de más bajos ingresos, quienes creyeron en los créditos hipotecarios de bajo interés (1%). Quienes sabían que esto sucedería no detuvieron la indiscriminada y agresiva campaña del crédito fácil. Se pagó a los académicos más importantes de Norteamérica para defender el programa que enriquecía inmoralmente a unos cuantos. Ni una palabra de la especulación que estaba en marcha y que se desplomaría pronto. Economistas y hasta directores de las más prestigiosas universidades no tuvieron escrúpulos para cobrar cientos de miles de dólares por escribir y hablar de las bondades de los banqueros angurrientos que hicieron quebrar a muchas familias estadounidenses.
Si Alan García dice “que la plata llega sola” es porque sabe cómo es eso. “Haz fama y échate a la cama”, dice otro refrán. Aquí los cholitos creen en cualquier imagen inflada por los medios y por el dinero de quienes necesitan peones para sus propósitos. Alejandro Toledo se construyó una imagen política para ganar la presidencia, como también se construyó el perfil de osado emprendedor intelectual que lo llevó al extranjero a vivir a cuerpo de rey de donaciones y de becas.
Estudiaba yo en Madrid comiéndome las uñas. Le hablé al rector de la Universidad Comillas y en un instante me bajó de la nube. “La beca quita dignidad e independencia, ata y somete a las personas. Usted viene a estudiar para mejorar su nivel. Mañana tendrá. Entonces, vuelva mañana a pagar el crédito que le damos hoy”, me dijo.
Toledo ha recibido dinero indebido que debía ser “blanqueado” por intermedio de personas e instituciones que conoce. El dinero llega a la Universidad Stanford como donación, para que sea el estipendio por sus “investigaciones”. Esas mismas personas e instituciones también organizan eventos para pagarle por sus exposiciones. O sea Toledo —él mismo— se paga sus donaciones, sus conferencias y sus auspicios con el dinero que recibió de Odebrecht y sabe Dios de quiénes más. La plata le llega sola, como al otro o a los otros.
Por Manuel Gago
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