J. Eduardo Ponce Vivanco
Atrapados por un Gobierno fallido
La tarea común es evitar el precipicio
Una reducida mayoría cometió el imperdonable error de elegir como presidente a Pedro Castillo, sin pensar que su absoluta falta de preparación y sus limitaciones personales determinarían el caótico gobierno que sufrimos y las corruptelas que se multiplican a lo largo y ancho del Perú.
El costo más elevado de este descalabro es que se haya “normalizado” el paupérrimo nivel de quienes administran el Poder Ejecutivo. Pero como todo lo malo tiende a ser peor, los problemas acumulados se agravan y su progresivo deterioro exige cambiar de ministros. El Presidente nombra entonces a otros de condiciones aún más inadecuadas, acentuando el derrotero que conducirá inevitablemente a la vacancia de quien escoge a sus equipos y es el único responsable de su nombramiento.
El último cambio de gabinete nos ha puesto en manos de un Premier que ha cambiado su disfraz de Lobo Feroz por el de un pacífico gatito que promete aceptar “silenciosamente” que el Congreso le niegue la confianza cuando exponga la “política general” del gobierno.
Es extraordinario que ¡en plena pandemia! un jurista como Anibal Torres asuma la responsabilidad de licenciar a un profesional competente del Ministerio de Salud y que lo sustituya con una persona a quien el Colegio Médico solicita destituir por sus penosos antecedentes. No es el único nombramiento censurable, por cierto.
El doctor Torres muestra la misma ofuscación que el Presidente Castillo. Ambos creen que su palabrería tiene el poder mágico de convencer a los peruanos de cualquier cosa, y que sus silencios no dicen nada. ¿Es posible, por ejemplo, que el nuevo Premier ignore que existe una grave y bien sustentada acusación constitucional contra el Jefe del Estado por su ofrecimiento de “mar para Bolivia”? ¿O acaso supone que el Congreso no cumplirá con seguir el trámite que corresponde? Con un pasivo de ese calibre ¿es razonable que el único eje de la política exterior anunciada por el nuevo Canciller en la misma conferencia de prensa sea mantener la política de fronteras abiertas con los países vecinos?
No faltan, por cierto, quienes sospechan –me incluyo– que una hecatombe como la que protagonizan Castillo y sus ministros no puede ser fruto de la simple casualidad. Algunas personalidades (Enrique Ghersi, por ejemplo) han esbozado la hipótesis de que su objetivo sería desprestigiar la democracia para terminar con ella como sistema de gobierno.
Una posibilidad alternativa es la que se desprende del impactante artículo del economista Jorge Chávez (ex Presidente del BCR y presidente de la consultora Maximixe) “Coca, amapola y lavado de dinero” (1). El texto se ilustra con un diagrama que grafica el flujo de sembríos destinados al narcotráfico en nuestro vasto territorio. Cajamarca (Chota en especial) y Lambayeque, cumplen una decisiva función en esa trama de pavor. Ningún peruano decente está exonerado de su muy atenta lectura.
1) https://alertaeconomica.com/coca-amapola-y-lavado-de-dinero/
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