Berit Knudsen
Antagonismo y negación de la realidad
Arrogancia e ignorancia, triste combinación para un gobernante
Hemos sido testigos del papel desempeñado por Pedro Castillo en la IX Cumbre de las Américas, encuentro cuyo objetivo era debatir la problemática continental, promoviendo la integración de los países participantes, y desarrollar una visión compartida para el futuro de la región. En los lineamientos acordados en la Carta Democrática Latinoamericana, firmada en septiembre de 2011, se acordó excluir en este tipo de reuniones a aquellos países que no practiquen políticas democráticas. En estas circunstancias los presidentes de Bolivia, Honduras y México anunciaron que no asistirían a la Cumbre en rechazo por la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua, países que no fueron invitados, ya que sus gobiernos fueron calificados como autocráticos y por atentar contra los derechos humanos.
Alberto Fernández, presidente de Argentina, denunció a Estados Unidos por imponer el derecho de admisión sobre los países miembros, así como por el bloqueo a Cuba y las políticas dañinas para la región. Criticó a la OEA por facilitar un golpe de Estado en Bolivia, apropiarse del Banco Interamericano de Desarrollo y la intervención en el Fondo Monetario Internacional. Señaló los daños producto de la imposición de un pensamiento único en América Latina.
En el discurso que leyó Pedro Castillo, habló sobre el manejo de la epidemia de covid, los problemas del sector salud, la ayuda proporcionada a unas 18,000 familias víctimas del covid, los programas de bonos y alimentos distribuidos. Señaló el crecimiento de las exportaciones en un 35%, y que contamos con la mejor calificación crediticia de América Latina. Anunció la presidencia del Foro de Cooperación Económica Asia Pacifico que se llevará a cabo en 2024. Convocó a los empresarios a promover el intercambio comercial con un país que ofrece una producción agrícola con valor agregado de alta calidad, que debe ser potenciada como aspiración prioritaria y permanente.
Más tarde, Pedro Castillo sostuvo una reunión con empresarios estadounidenses para promover las inversiones en el Perú. Nuestro mandatario intentó, con su propio estilo, mostrar las bondades de la agricultura con estas palabras: “El productor, que está ya abandonado en chacra totalmente fértiles, sigue llevando a lomo de caballo sus productos al mercado. Hay que nosotros hablábamos con los ministros de transportes, aperturamos a una trocha carrozable, chocamos en un río, llega hasta el alimento, no hay un puente, los alimentos se pudren allí. Entonces creo importante de que estos espacios son muy importantes. Y cuando ustedes se trasladan en el marco de que mayor confianza tengan como parte del Estado…”.
Parece que Pedro Castillo, además de sus serias dificultades para expresarse, no tiene claros los conceptos de predictibilidad, confianza y seguridad jurídica, elementos que requiere un empresario para asumir los riesgos de cualquier inversión. Se refiere a la confianza que recibirían del Estado y de los agricultores, sin comprender que es el Gobierno peruano el que debe garantizar las condiciones que hagan propicia la transferencia de capitales.
También declaró: “Nos duele haber encontrado una gestión históricamente enlodado en actos de corrupción. Tenemos miles de obras estancadas, proyectos que están sometidos años ahí, que se ha concluido más del 50%, 60%, 70% el presupuesto de esas obras y la obra en su construcción apenas ha llegado a 40%, 50%. Los hospitales están ahí, a medio construir y la población, esperando que cuando se va a construir. Entonces creo importante, como ustedes, transparentar las cosas y eso simplemente lo que queremos y si hay que hacerla y hay que invertir, hagámoslo directamente con la Comunidad a través de nosotros, que somos los actores y la voz oficial.”
A pesar de ello, Castillo se abstuvo de hacer comentarios que propicien la polarización regional, pero evidentemente el objetivo de consolidar la inversión privada para generar el crecimiento económico y el bienestar del país resultará imposible de alcanzar. A juzgar por sus declaraciones y la descripción de la realidad del Perú, más que mostrar nuestras fortalezas describe una nación que requiere donaciones o bonos para salir de una triste situación de atraso y no del país que cuenta con la mejor calificación crediticia de América Latina, según lo que él mismo había referido.
Por el bien del país, esperemos que, en una próxima cita internacional, Castillo sepa acatar las recomendaciones de la delegación o se abstenga de asistir para evitarnos este tipo de situaciones bochornosas. Pero tal vez, si los escándalos de corrupción continúan, no sería necesario que nos vuelva a representar.
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