Jorge Morelli
Aliarse con el otro para sacar al tercero
Entre Perú Libre, la izquierda progresista y la oposición
De los tres jugadores en el escenario –la caviarada, el cerronismo y la oposición–, ninguno tiene posibilidad de ganar si no se alía con otro para derrotar al tercero. La censura de la presidenta del Congreso era la jugada caviar. Apuntaba a poner en el cargo a alguien que fuera tan ajeno a la oposición que quedara eliminada de raíz toda posibilidad de vacar por dos veces la Presidencia.
La renuncia de tres integrantes de la bancada de Perú Libre se debió a que el partido de gobierno decidió mantener en el cargo a la presidenta del Legislativo. Lo que necesita ser explicado, entonces, es por qué el partido de gobierno decide dejar a Acción Popular en la presidencia del Congreso. Y esto se debe a que la jugada del cerronismo es pactar con la oposición para sacar del juego a la caviarada.
Esa decisión devuelve al partido de la Lampa el favor de haber votado, días antes, contra la admisión a debate de la vacancia de la Presidencia. Pero es posible también que esta nueva amistad –así como la alcanzada recientemente con el chotano César Acuña, paisano presidencial– tenga que ver con el anunciado cambio anunciado del gabinete y la necesidad de una mayoría parlamentaria que apuntale al vapuleado Gobierno de Castillo.
La nueva mayoría, sin embargo, resulta de una viabilidad difícil. El saludo de Guido Puka a la presidenta del Congreso luego de salvarla del trance es una muestra del tipo frágil de las alianzas en las que se es amigo del enemigo de mi enemigo. Por ahora, el perdedor de la jornada parece ser la caviarada, que podría perder terreno en el próximo gabinete, si es que no resulta expulsada del todo. Hay que esperar al gabinete para saber.
La izquierda ha traído a su Gobierno su endémico divisionismo, que ha separado de manera inconciliable a caviares de cerronistas. Pero de nada sirve eso si el juego de la oposición es tan limitado que no es capaz de aliarse con ninguno para derrotar al otro.
Por ahora, en suma, hay una parálisis que solo puede romperse por la absorción de los miembros, uno por uno, de una bancada por otra. Si no alcanzan los acuerdos, a las tres no les queda otro camino que canibalizarse unas a otras.
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