Heriberto Bustos
Activemos el pensamiento y la acción crítica
La única salida a la actual crisis política
Es probable que muchos de nosotros estemos llegando al hastío con tanta noticia “negativa” sobre los acontecimientos ligados a la corrupción. Los medios de comunicación se encargan —en su pretensión de ganar rating— de ponernos a la vista este tipo de noticias cada segundo, y de tanto escuchar o ver, nos sentimos manchados y hasta comprometidos con esa depravación.
Cierto es que nos hallamos en una situación crítica, pero ello no significa que el país haya caído al hoyo. Quienes han caído o están por caer son aquellos vinculados con estos hechos y cuyas responsabilidades, al ser individuales, deben ser respondidas a ese nivel, sin salpicar ni manchar a las instituciones.
No olvidemos que para las posiciones anti Estado la deslegitimación de las instituciones estatales constituye una de sus principales metas. Así pretenden mostrar a la colectividad la necesidad de acabar con esas instituciones, de desaparecerlas y reemplazarlas por otras asequibles a sus fines políticos.
La responsabilidad de los funcionarios que han delinquido, no obstante ser de incumbencia personal, al asociarse con otros se ha transformado en una acción contra el Estado de derecho. Esto ha afectado directamente a la democracia, al debilitar la institucionalidad. Esa es la esencia de la actual situación; por ello, para quienes estamos comprometidos con la democracia, nuestro rechazo no solo es ético, sino principalmente político.
Las respuestas que espera el país tenemos que encontrarlas en la raíz de la actual situación. Por ello resulta aleccionador recordar a Albert Einstein, quien al señalar que “los momentos de crisis son también momentos para las oportunidades” nos invita a comprometernos con la búsqueda de las salidas más adecuadas para superar este momento, evitando que cunda el caos. Y que además nos exhorta a que actuemos al afirmar que “la crisis es necesaria para que la humanidad avance, solo en momentos de crisis surgen las grandes mentes”.
De modo que en estos momentos lo que está en juego es la vigencia o no de la democracia en el país. Y la confrontación aún distanciada y silenciosa se viene dando entre quienes quieren dar un salto hacia adelante y quienes buscan el crecimiento de la confusión para seguir medrando en el hoyo de la corrupción. Recordemos aquel dicho popular que señala que “a río revuelto, ganancia de pescadores”. ¿Cuántos estarán interesados hoy en la inacción de las organizaciones sociales y políticas para seguir siendo beneficiados?
Hoy por hoy, la democracia —al igual que la gobernabilidad— requiere ciudadanos que puedan pensar y actuar críticamente; ciudadanos que se conduzcan con determinación, utilizando sus capacidades para analizar la información, buscando esclarecer su veracidad y sobre esa base proceder con determinación. Dicho de otro modo, ciudadanos que no sean blancos fáciles de la manipulación mediática, y que intervengan con independencia.
Ocurre entonces que el pensamiento y la acción crítica se convierten, en las actuales circunstancias de crisis de valores, en una especie de tabla de salvación para evitar la erosión de nuestra débil democracia.
COMENTARIOS