Heriberto Bustos
¿A la tercera va la vencida?
Nueva moción de vacancia presidencial por “incapacidad moral permanente”
La moción de vacancia por permanente incapacidad moral contra el presidente Pedro Castillo finalmente fue admitida por el Pleno del Congreso, en un tercer intento. El solo hecho de su ocurrencia es una muestra de la voluntad de muchos congresistas que, al optar por ello, han pensado en la situación del país y en el curso democrático que requiere la salida a la actual crisis de gobernabilidad. Queda para los próximos días la decisión de definir si el mandatario será destituido o no, pero es importante señalar que el artículo 113 de la Constitución Política del Perú de 1993 (cuyo origen se remonta a la Constitución de 1839), considera entre uno de los supuestos de vacancia la “permanente incapacidad moral” de quien jefatura el Estado.
Para quienes observamos y vivimos a diario las consecuencias de decisiones erráticas y el aprovechamiento de los bienes del Estado por un grupo delincuencial que ha capturado el aparato de gobierno, resulta una decisión acertada. Para otros, en cambio, resulta incómoda y molesta; especialmente para esa fracción cada vez más pequeña, pero aún influyente, que guiada por su incapacidad política o por su interés de mantener algunos beneficios derivados de su cercanía al gobierno, continúa atrincherada mentalmente en una absurda visión de clase, dividiendo el escenario de confrontación entre derecha e izquierda. Una actitud lamentable cuya orientación es apañar la inmoralidad, asumiendo disque una posición ideológica, repitiendo en el verbo y en la acción, de manera dogmática, la máxima maoísta de que “debemos apoyar todo lo que el enemigo combata y oponernos a todo lo que el enemigo apoye”.
En ese contexto difícil de por sí, empiezan a operarse algunas jugadas de quienes, en términos éticos, penden de un hilo. Encontrándose al filo de la navaja, continúan aplicando su estrategia de comprar conciencias a cambio de favores. Por eso no resultan extrañas las reuniones entre el presidente y algunos congresistas que pretenden sacar ventaja, supuestamente para sus regiones, en términos de apoyo presupuestario para obras o proyectos. Son “favores” cuya retribución, como bien lo sabemos, se traduce en votos en contra de la vacancia (léase a favor de la corrupción). Por lo tanto, constituyendo un acierto el camino de la vacancia, es minada desde el Ejecutivo, que cuenta con el “clandestino apoyo de clase” de la bancada de Vladimir Cerrón. Un escenario que augura lamentables resultados.
Corresponde a las instituciones del Estado, en términos de poderes, cumplir sus responsabilidades. Esperemos que los congresistas asuman que han sido elegidos para resolver los problemas del país y actúen a la altura de las exigencias, dejando de lado intereses distintos a los del país. Y que al aguzar su inteligencia empaten con el deseo generalizado de la población. Dicho de otro modo, que la vacancia, de ocurrir, constituya el primer paso para un inmediato retorno a la tranquilidad social, que lo daría un adelanto de elecciones generales.
Como dirían nuestros mayores, la suerte está echada y el juego se halla en curso. Tan solo nos queda cruzar los dedos para que su resultado nos devuelva la esperanza de un Perú sacudido de la corrupción, que aleje de nuestras vidas la oscuridad que se nos acecha e impida que llegue a nuestras mentes el desaliento. En términos de César Vallejo, en su poema “Los dados eternos”: “Dios mío, y esta noche sorda, obscura / ya no podrás jugar, porque la Tierra es un dado roído / y ya redondo /a fuerza de rodar a la aventura / que no puede parar sino en un hueco / en el hueco de inmensa sepultura”.
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