Hugo Neira
2017. El sillón vacío
Reflexiones sobre la coyuntura electoral
Tras las sanciones, ¿son otras elecciones, no? Y no es que vaya a echar de menos a Acuña, por favor. Y en cuanto a Guzmán el tiempo está en su contra, según los constitucionalistas. Está a su favor, si apunta hacia el 2021. En cuanto al 2016, gane quien gane, va a sentarse en un sillón con la pata rota. Aquí, el que gana, pierde.
Está pasando lo que era previsible. Lo dije en el diario El Comercio (08.02.16): «Soy partidario de que nadie sea excluido por ningún motivo jurídico». El país, una vez más, se ha dividido en dos bandos. Los proley y los propolítica. Juan de la Puente se ocupa de los primeros, y de todos sus fariseísmos. En efecto, sorprende el inusitado amor a la ley que les ha entrado a muchos. No me refiero a los juristas del JNE, tienen pantalones. Yo estoy en el bando de los segundos, los ilusos, por no decir una palabrota, los aferrados a la utopía del «bien común». Sí, pues, una de esas huevadas que han hecho progresar a los países más avanzados. No hay encuestas en la materia, pero no me digan que por amor a la ley, sino que querían a Guzmán en la contienda para ganarle, por angas o por mangas, a la señora Keiko. Y ahora, en un súbito arrebato de legalidad, ¡se la quieren bajar! «No me cuenten cuentos, que me sé todos los cuentos». León Felipe, poeta español, muerto en el exilio. Al escribir, se me viene a la cabeza expresiones y poemas que aprendíamos en escuelistas del Estado, no como ahora, que estudian por «áreas». Con los estupendos resultados consabidos.
Hacía tiempo que sabíamos la separación entre Estado y Sociedad. Ahora la separación es completa, la señora Confianza se ha ido a dormir bajo otro techo. El señor Leyes se ha quedado no divorciado sino viudo. Se le ha muerto la señora Legitimidad. Al tío Economía, le va bien, pese a que la familia sigue peleándose más que nunca. Una serie de Primos Antipáticos, que no tienen candidato potable, han movido cielo y tierra para que nadie gane, puesto que ellos tampoco. Se hace política como barra brava, entran a la cancha y paran el partido antes del pitazo final. «Guadalupe nunca pierde, y cuando pierde, tira golpe». Suena un poco cutre, pero así están las cosas.
En los últimos años ha habido una sucesión de victorias, de las que llevan a la nada. Demolieron a fondo al García del segundo gobierno. Megacomisiones, narcoindultos y asociados en la cárcel. A la mala, impusieron una imagen. Victorias de la antipolítica, antiaprismo, antifujimorismo, antidemocracia si el que va a ganar no es nuestro amigo y socio, antimateria, antitodo. A lo que se suman las cacerolas de los políticos. ¡Esos líos inmobiliarios de Toledo¡ ¡Y las agendas! Salvo Mistura, todo es ilusión.
¿2016? Es de reírse o de echarse a llorar. Hemos solucionado el problema. De la misma manera que con los cursos de historia en colegios. Estaban muy politizados, entonces, no hay cursos de historia. Tendríamos que explicar el aporte de España o qué eran los Incas, o socialistas o despóticos, qué lío. O quién tenía razón, San Martín o Bolívar, qué fastidio. Nada, a lo macho, ya, ¡no hay historia! Muerto el perro se acabó la rabia. Pragmatismo. O sea, te duele un diente cariado, lo mejor es la guillotina. Se acabó, no más dolor de muelas. Eso es lo que hemos hecho con el 2016. El sillón vacío es mejor que en él se siente la hija del Chino y todo antes que García. «Él no me gusta», así, como de chica malcriada, se lo chantan hasta al supertecnócrata PPK. Hay un país que se encoge de hombros. Viven unos, de sus pymes, otros de sus ONGs. Y el ceviche está tan rico. Pero las cosas se van a poner peor, mucho peor. De miedo. El pueblo ya no aguanta otro gobierno por las puras.
Por Hugo Neira