¿Y la convergencia Ejecutivo-Legislativo?

El largo camino de la gobernabilidad

Todo parece indicar que el casi unánime voto de investidura que consiguió el Gabinete Zavala, no obstante representar un gobierno de la tercera bancada del Congreso, no ha modificado el posicionamiento general de la administración PPK. La manera como el Ejecutivo está solicitando la delegación de facultades, las portadas de los principales medios y la reunión entre el Ejecutivo y los gobernadores regionales, de alguna forma, nos presentan una “intención” de presionar a la mayoría legislativa para que proceda a aprobar la solicitud del Ejecutivo.

Pero emergen varias preguntas: ¿es necesario semejante ubicación de la administración PPK? ¿Alguien realmente creía que el fujimorismo no iba a otorgar la investidura al Gabinete Zavala? ¿Alguien ahora considera que la mayoría legislativa negará la delegación de facultades? Todo parece un poco jalado de los cabellos. Quizá desde la lógica de la izquierda semejante posicionamiento, en que se pretende emplazar constantemente a la mayoría legislativa, resulta absolutamente entendible y coherente; pero en una administración nacional que debe construir gobernabilidad para alcanzar el éxito, dicha conducta tiene un tufillo de irresponsabilidad.

Si la administración PPK ha decidido moverse en posiciones de constante emplazamiento a la mayoría legislativa –como si esta fuese obstruccionista o estuviese apostando al fracaso pepekausista–, tarde o temprano, el Ejecutivo cosechará las respectivas tempestades. Cuando la popularidad languidezca –como suele suceder en el Perú– el Ejecutivo no enfrentará los huracanes del lado fujimorista, sino desde la izquierda, enemigo natural de la orientación general de la administración PPK. En ese momento el fujimorismo no podrá hacer demasiado para sostener al gobierno pepekausista, sobre todo por la lógica confrontacional que ahora se nota en el Ejecutivo.

Hasta hoy en los predios del fujimorismo se suele comentar lo siguiente: “Uff, ¡cómo se hace para sostener a PPK sin que la gente nos vincule al gobierno!”. De alguna manera todos los peruanos de buena voluntad perciben una voluntad de ese tipo en la mayoría legislativa. Los únicos que parecen ver una lógica diferente pertenecen al periódico antifujimorista, la izquierda y, aunque parezca broma, los miembros de la administración PPK.

En el Perú están dadas las condiciones para desarrollar una convergencia entre Ejecutivo y Legislativo que convertiría a la democracia peruana en un ejemplo para toda la región. Si bien es cierto que en la falta de diálogo y de los puentes necesarios para desarrollar este proceso el fujimorismo tiene responsabilidad, a estas alturas, luego del casi unánime voto de investidura, el pepekausismo empieza a ser el principal responsable porque insiste en una estrategia que pudo tener validez antes de la investidura, pero que ahora ya es una traba para la gobernabilidad.

Muy pocas veces el Perú estuvo en un momento tan privilegiado como el actual. Una economía que, pese al deterioro macroeconómico del nacionalismo, puede seguir creciendo y reduciendo pobreza; una democracia que avanza hacia su quinta elección nacional sin interrupciones; y un Ejecutivo y una mayoría legislativa que, más allá de los hechos anecdóticos, tienen una interdependencia para el éxito: el fracaso de uno también es el fracaso del otro.

En cualquier circunstancia es hora de despertar, valorar las posibilidades y lanzarse a construir gobernabilidad. Nada justifica el camino contrario, excepto si se apuesta por el fracaso del “cuarto gobierno neoliberal” en democracia, como dice la izquierda.

Víctor Andrés Ponce