¿Nubarrones en el cómputo electoral?

Keiko Fujimori, Luis Galarreta y Patricia Juárez –es decir, la plancha presidencial de Fuerza Popular–, denunciaron el intento de Perú Libre de perpetrar un supuesto fraude electoral en mesa. Si bien la propia Keiko se cuidó de lanzar imputaciones en contra las autoridades electorales, el solo hecho de la denuncia aumentó el voltaje y la tensión de un cómputo extremadamente ajustado.

Para fundamentar las denuncias, Fuerza Popular presentó diversos casos sucedidos a lo largo del territorio en los que se percibe la orientación política de Perú Libre dirigida a los personeros con objeto de fraguar o incrementar votos en mesa. Asimismo, los dirigentes de Fuerza Popular presentaron cédulas de votación –sobre todo del sur– con resultados estadísticos imposibles en los que el movimiento del lápiz consigue todos los votos de la mesa respectiva, mientras que Fuerza Popular logra cero sufragios.

Es evidente que los hechos denunciados no representan pruebas incuestionables como para hablar de un fraude en curso. Sin embargo, es la respuesta de Fuerza Popular a los llamados de Pedro Castillo a permanecer vigilantes y movilizados frente a los locales de la ONPE y el JNE. Y, a nuestro entender, el gesto vale en las presentes circunstancias.

¿Por qué? Al cierre de esta edición, Pedro Castillo con más del 95% de actas contabilizadas aventajaba por décimas –medio punto– a Keiko Fujimori. Sin embargo, faltaban sumar las actas de los votantes en el exterior y tramitar ante los jurados electorales especiales las más de 1,200 actas impugnadas por Perú Libre para disminuir significativamente el caudal de votos de Keiko, o para retrasar el pronunciamiento de las autoridades electorales.

Cualquiera sea la intención, es absolutamente correcto que Fuerza Popular empiece a hablar claro en momentos en que todo indica que el resultado de la segunda vuelta podría definirse en la mesa; es decir, con el trabajo de los personeros. Las actas impugnadas tienen varias copias, por lo que es absolutamente complicado invalidar un documento con todas las de la ley. Pero nadie sabe las cosas en una elección tan tensa y disputada, con una estrategia evidente de Perú Libre de alterar los resultados y con autoridades electorales acusadas de favorecer a un sector. Si los jurados especiales tienen “una conducta singular” con las actas impugnadas, entonces, habría que hablar un lenguaje diferente.

Es incuestionable que Keiko puede ganar si recupera el enorme caudal de votos que tiene en las actas impugnadas, y si las distancias a su favor de los votantes en el exterior le permiten asegurar la victoria. 

Por todas estas consideraciones, se puede concluir que Fuerza Popular no ha denunciado un proceso de fraude, sino que ha respondido a las circunstancias que le plantea el dramático cómputo final que ya debe haber producido más de un infarto.